http://www.catalunyapress.cat/es/notices/2011/11/democracia_podrida_58098.php
Estas elecciones le han dado una mayoría absoluta
al PP, una mayoría totalmente inmerecida ya que este partido solo ha sido
votado por el 44% de las personas que fueron a votar el pasado domingo, el 32%
de las personas con derecho a voto. Es evidente que un partido que tiene a la
mayoría de la población en contra (como mínimo el 56% de las personas que
fueron a votar y no optaron por este partido) no puede tener una mayoría
absoluta como la que tiene. No es justo ni ético. Pero, ¿cómo es eso posible?
Por culpa de una ley electoral injusta y manipulada. Esta ley electoral se creó
en la transición para facilitar la creación de gobiernos fuertes, esta ley
electoral se hizo bajo coacción, con el miedo de la dictadura aún respirando en
la nuca de los ciudadanos. Los responsables de que aún exista esta ley
electoral son tanto el PP como el PSOE y ¿por qué? porque son los grandes
beneficiarios de tal ley. Si la ley electoral fuese proporcional, o sea que
cada partido se llevase el mismo % de escaños que de votos, el PP hubiese
obtenido el 44,62% de los escaños, 156, por lo tanto obtendría 30 escaños menos
y estaría lejos de la mayoría absoluta. El PSOE, el otro gran beneficiado de
esta ley injusta, hubiese obtenido el 28,73% de los escaños, o sea 101 escaños,
9 menos de los que ha obtenido. Y ante este robo de escaños uno se plantea: y
si esto es un robo, ¿a quién han robado? Pues la respuesta es simple, a los
partidos que pueden suponer una alternativa, IU, UPyD y a cualquier partido
nuevo que pueda representar una amenaza y desestabilizar el chiringuito de los
dos ‘grandes’. IU ha obtenido 11 escaños y debería obtener 24 si la ley
electoral fuese justa y proporcional, tendrían una cuarta parte de los escaños
del PSOE, no una décima parte como ahora. A UPyD le han robado 11 escaños y
tendría 16, y por no hablar de otras formaciones como por ejemplo EQUO, PACMA o
Escaños en blanco que hubiesen obtenido representación en el congreso y se han
quedado con el marcador a cero.
Para añadir más leña a este fuego hay que recordar
que las mismas reglas del juego en periodo electoral están amañadas. Los
partidos tienen más dinero cuanto más votos han tenido en las elecciones
anteriores, y más minutos de publicidad gratuita. Esto genera un bucle que
favorece a los grandes partidos, a más presencia en los medios y más dinero
para publicidad, más posibilidades de hacer llegar tus ‘ideas’ a la ciudadanía
y de obtener más votos, y con más votos, más dinero y más publicidad. En este
sistema amañado se obliga a determinados medios de comunicación a hacer
propaganda de determinados partidos mientras se silencia a partidos nuevos que
podrían ofrecer una alternativa al ciudadano. Se silencia la información por
ley, pero aquí no pasa nada. Los partidos no dicen lo que van a hacer una vez
ganen porque, según dijo Durán i Lleida “si digo lo que pienso no ganaré las
elecciones”, y no lo dijo, y fue el partido que más escaños obtuvo en
Catalunya. Estas prácticas constituyen un fraude a los votantes, un fraude y un
engaño a la ciudadanía, un insulto a la inteligencia. Y ¿qué ha pasado una vez
se han acabado las elecciones? Que CIU ha sacado pecho y se ha inventado que ‘TODOS’
los catalanes ¡TODOS! les han avalado los recortes en las urnas. Resulta increíble,
engañan en periodo electoral, mienten, y una vez obtienen los votos y las
sillas se burlan de nuestra inteligencia, pero claro, aquí no pasa nada.
Últimamente parece que no pasa nada según los
políticos y los medios de comunicación. No pasa nada cuando se amañan las
reglas del juego, cuando se insulta a la inteligencia de la ciudadanía, cuando
se roba al ciudadano (ya sean escaños o dinero público), cuando en Galicia la
Xunta deja sin Sanidad pública a la población más desfavorecida, cuando en
Madrid se multa a los vagabundos por coger comida de la basura o en Barcelona
se le dice a la gente cómo debe ir vestida. No pasa nada cuando se rescata a
bancos con miles de millones de Euros de dinero público mientras se deja a
familias enteras en la calle, padres, madres, niños, abuelos, discapacitados...
y se les deja sin casa, y sin dinero, a su suerte. No pasa nada cuando hay
golpes de estado en países como Grecia o Italia en nombre de la ‘estabilidad’ y
se pone a un tecnócrata a dirigir el país (un ‘bonito’ eufemismo para
dictador), y ningún país de los supuestamente democráticos levanta la voz y
pone el grito en el cielo, ni cuando el presidente europeo (no elegido por los
ciudadanos) se atreve a decir que en Italia “no es momento de elecciones sino
de acciones”. No pasa nada cuando a los supuestos demócratas les produce
alergia la palabra REFERENDUM e incluso cuando esos ‘demócratas’ insultan al
pueblo diciéndole que no entenderían lo que tienen que votar, vaya, que son
tontos. No pasa nada cuando un puñado de especuladores chantajea y amenaza a
poblaciones enteras, cuando eso provoca que la gente se quede en la calle, que
las listas de espera se eternicen, que eso provoque que la gente muera
esperando.
Pues sí, sí que pasa. Una gran parte de la
población está harta de todo esto. A pesar de la desinformación y de las
‘medidas de ajuste’ que se encargan de suministrarnos por vía rectal más de 3
millones y medio de personas han dejado de votar a los dos grandes partidos. La
abstención, los votos en blanco y nulos también han aumentado, han llegado
incluso al 12% de votos en blanco y nulos al Senado en Catalunya. La población
está despertando, está viendo que los mercados y los banqueros son mafias que
chantajean a países enteros para que hagan su voluntad y no la del pueblo. Que
no puede ser que los mismos que han hundido el barco sean los que te lanzan
unos salvavidas de piedra a precio de oro. Que los políticos con poder y los
medios de comunicación engañan a la población para favorecer a esos mercados y
grandes empresas que les financian las campañas y que les pagan la publicidad
en sus páginas o cortes publicitarios. Poco a poco la gente está despertando. La
democracia está podrida pero cada vez más ciudadanos huelen esa podredumbre. Pero,
¿qué diferencia a una democracia podrida de una dictadura?, pues una fina línea
llamada intervención. Espero que lleguemos a tiempo y logremos cambiar esta
democracia de cartón piedra antes de acabar todos vomitando y lamentándonos de
no haber tirado la basura antes.